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Citas Capitulo 8 27/11/2009

Filed under: El Cuento de la Criada — perezana @ 3:30 AM

IV

LA SALA DE ESPERA

42.-  En el Muro hay tres cadáveres nuevos. Uno es el de un sacerdote que todavía lleva la sotana negra. Se la pusieron para el juicio, aunque dejaron de usarla hace unos años, cuando empezó la gue­rra de las sectas.  75

En esta cita nos damos cuenta de que el gobierno siempre les quiere dejar saber que castigan a los que les desobedecen, y que siempre quieren dejarles saber el por qué. Aunque las sotanas ya estuviesen prohibidas desde el inicio de la guerra ellos igual se la ponen al sacerdote que mataron para que todos se den cuenta de que por eso es que lo han hecho, por seguir fiel a su religión. El muro es un símbolo muy importante en el libro y en esta cita adquiere también un poco del tema religioso. También me parece que al hacer esto, el guindar al sacerdote con la sotana, el gobierno busca humillar aun mas a la persona muerta y a los que posiblemente puedan estar en las mismas condiciones que él, viviendo aun creyendo en su religión a escondidas.

43.- Dos o tres meses, demasiado poco para saber si era o no un No Bebé.

Así como se habla de No Mujeres en el libro también se habla sobre No Bebe. En mi forma de verlo, de entenderlo, estos son bebes que nacen con algún tipo de problema, con algunos defectos, pues sus madres son sometidas a muy malas condiciones, viven muy deprimidas y bajo mucho estrés, y esto afecta mucho al feto por lo cual puede nacer con muchos también. El factor de que hayan campos radioactivos que rodean la región influye también en el buen o mal desarrollo del feto y en el que vaya a ser un niño saludable o no. Al igual que las No mujeres los No bebés eran despreciados en esta sociedad y no se sabía lo que hacían con ellos, probablemente los mataban pues no les servían para nada, no cumplían con lo que el gobierno necesitaba lo cual era niños saludables y completamente sanos que pudieran en un futuro  seguir multiplicando la población y elevando los índices de natalidad hasta que estos volvieran a la normalidad.

44.- Serena Joy, qué nombre tan estúpido… Entonces ya no cantaba, hacía discursos. Y lo hacía bien. Hablaba de lo sagrado que era el hogar, y de que las mujeres debían quedarse en casa. Ella no lo hacía, pero sí lo decía, y justificaba este fallo suyo argumentando que era un sacrificio que hacía por el bien de todos. 79

Defred criticaba mucho la posición de Serena ante las cámaras, quizás era algo de envidia, pues ella profanaba algo que ella misma no ejercía, algo con lo cual ella no estaba de acuerdo, pero aun así lo promovía. Serena, la esposa del comandante, solía ser una locutora o algo por el estilo, hacia discursos del papel de la mujer en la casa, diciendo que la mujer debería quedarse en ella y dedicarse solo a su familia; pero ella misma no cumplía lo que decía pues allí estaba ella trabajando y fuera de su hogar lo cual es muy contradictorio pero ella lo justificaba diciendo que lo hacía en sacrificio por los demás, para enseñarles a los demás lo que deberían hacer.

45.- No es de los esposos de quienes tenéis que cuidaros decía Tía Lydia, sino de las Esposas. Siempre debéis tratar de imaginaros lo que sienten. Por supuesto os ofenderán. Es natural. Intentad compadecerlas. Tía Lydia creía que era muy buena compadeciendo a los demás. Intentad apiadaros de ellas. Perdonadlas, porque no saben lo que hacen. Y volvía a mostrar esa temblorosa sonrisa de mendigo, ele­vando la mirada —a través de sus gafas redondas con mon­tura de acero— hacia la parte posterior del aula, como si el cielo raso pintado de verde se abriera y de él bajara Dios, montado en una nube de polvos faciales de color rosa perlados entre los cables y las tuberías. Debéis com­prender que son mujeres fracasadas. Han sido incapa­ces de…

Tía Lydia quería sembrar en las criadas un sentido de compasión y comprensión por la esposas, tratando de hacerlas ponerse en el lugar de estas y tratando de hacerles ver que el mundo tampoco era color de rosa para ellas, pues también se enfrentaban a mucho dolor por esa situación en la que vivían; pero Defred iba mas allá y pensaba en quien se compadecía de ellas?, quien trataba de entenderlas? “tía Lydia creía que era muy buena compadeciendo a los demás” pero al pensarlo cuidadosamente en realidad no lo era pues no se compadecían en lo absoluto de las criadas, al contrario las hacían vivir aun peor y bajo reglas mucho más estrictas que las que pudieran imponerles a las esposas, de las cuales si “se compadecían”. Tía Lydia decía ser comprensiva, pero en realidad lo que sentía por las esposas era lastima y era eso más que compasión lo que inculcaba en las criadas, “son mujeres fracasadas”, por el simple hecho de que las esposas son mujeres mayores que probablemente ya están menopáusicas, lo cual significa que no pueden tener hijos, se les llama fracasadas, esto quiere decir que solo las mujeres que eran capaces de reproducirse servían para algo en esta sociedad, ni siquiera las mujeres de clase alta eran valoradas pues igual les llamaban “fracasadas”.

46.- Doy la vuelta hasta la puerta trasera, la abro, entro y dejo el cesto en la mesa de la cocina. La mesa ha sido fregada para quitar la harina; el pan del día, recién horneado, se está enfriando en la rejilla. La cocina huele a levadura, un olor impregnado de nostalgia. Me recuerda otras cocinas, cocinas que fueron mías. Huele a madre, aunque mi madre no hacia pan. Huele a mí, hace tiempo, cuando yo era madre.

Es un olor traicionero y sé que debo ignorarlo.

Defred debe ignorar los olores que puedan recordarle a su vida anterior pues son recuerdos traicioneros, que la hacen sufrir más pues la hacen recordar aquella vida feliz que tenían siendo madre, cocinando para su niña, tiempo que ya se han ido y ahora que se ve forzada a llevar esta triste vida recuerda con anhelo aquellos días de felicidad. “Un olor impregnado de nostalgia”, porque le trae muchos recuerdos y la pone muy triste lo cual no le ayuda para nada a seguir adelante con la cabeza en alto, ni a seguir adelante para superar todo aquello. Las criadas tienen que aprender a ignorar ciertas cosas que las hagan recordar pues de no ser así ellas misma no estarían auto-ayudándose a hacer sus vidas un poco menos miserables.

47.- Veo a alguien de pie en el pasillo, cerca de la habitación donde me alojo. El pasillo está oscuro; pero veo a un hom­bre, de espaldas a mí. Está mirando el interior, y su silueta queda oscurecida contra la luz que sale de la habitación. Ahora lo veo: es el Comandante, se supone que no debe estar aquí.

Aquí Defred encuentra al comandante buscándola y estando en una parte de la casa donde no debería estar, la cual es la que tiene ella asignada. Esto la hace darse cuenta de que en realidad los generales tampoco son unos santos y pues no cumplen todas las reglas que tienen asignadas así como las criadas deberían. Al momento de que ella ve una persona allí no capta desde un principio quien es pero luego cuando se da cuenta de que es el comandante se sorprende y quizás hasta se siente desconcertadas pues es algo que no se supone que debería pasar, y también porque el comandante nunca antes había mostrado algún signo de interés hacia ella, más que el de dejarla embarazada.

48.- Estaba invadiendo la habitación? ¿Estaba en mi habitación?

He dicho mi…

Luego de haber conseguido al comandante husmeando en su habitación Defred empieza a hacerte preguntas al respecto, comienza a reflexionar sobre lo que vio y las impresiones que este suceso le diera. Aquí se da cuenta de que está empezando a valorar un poco las cosas y a sentirlas un poco mas suyas, pues sin siquiera darse cuenta empieza a referirse a ellas como “mi” lo cual es un adjetivo posesivo, indica propiedad sobre algo; y al ella darse cuenta de esto se sorprende de ello pues me imagino que nunca pensó que fuera así, nunca pensó que pudiera agarrarle algún tipo de cariño a aquel lugar donde tanto sufría como para referirse a este como suyo.

 

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